Dani Alves detenido y en prisión preventiva sin fianza tras haber sido denunciado por una violación que ocurrió el 31 de diciembre en la discoteca Sutton, en Barcelona.
La decisión de la jueza viene dada por hechos como la veraz y contundente declaración de la víctima frente a la versión del agresor, cambiada hasta tres veces, así como el informe médico proporcionado por el Hospital Clínic, los testimonios y las grabaciones de las cámaras de seguridad de la discoteca. De hecho, fue el propio personal de seguridad de Sutton quien, tras ver a la víctima, activó el protocolo contra agresiones sexuales. Además, se considera que Alves tiene un riesgo elevado de fuga gracias a la posición privilegiada se la que goza.
“No quiero dinero, solo justicia” decía la mujer agredida. Incluso teniendo pruebas veraces y fiables, la víctima ha decidido renunciar a una indemnización completamente legítima (que en casos de violencia sexual suele oscilar solamente entre 1.000 y 6.000 €) para dar más credibilidad a su versión. Esto ocurre especialmente por miedo a ser calificada como una mentirosa, una mala mujer, que se aprovecha de un hombre famoso para conseguir dinero.
Es increíble que hoy en día se siga cuestionando de manera salvaje a las víctimas frente a la versión de los hombres. Estamos hartas de ver las agresiones impunes y de vivir en una sociedad en la que se nos cuestiona sistemáticamente.
Aceptar que un hombre con el poder y la fama de Alves es también un agresor significa entender que los violadores no son locos aislados sino hijos sanos del sistema patriarcal, que las violaciones no van solo de sexo sino también de poder. La osadía de perpertrar una agresión sexual frente a testimonios, cámaras y personal de seguridad no es mas que una muestra de la total impunidad de la que puede gozar un hombre como Dani Alves.
Desde FEMEN queremos mandar nuestro sincero y fuerte apoyo a la denunciante y a todas las mujeres que se han visto forzadas a someterse a un proceso tan duro y doloroso como este. Ninguna deberíamos renunciar a que se nos repare tras una agresión: reparación económica, física y mental además de una sentencia justa para la víctima.