El incendio se ha producido en la cárcel de Evin, conocida en Teherán, por encerrar a presos y activistas políticos.
La tragedia se ha hecho viral en las redes sociales rápidamente con imágenes que muestran disparos y grandes columnas de humo. Las autoridades aseguran que ya ha sido controlado. Sin embargo, activistas e iraníes exiliados afirman que este incendio ha sido intencionado y producido por el régimen como una estrategia para seguir aterrorizando a la ciudadanía.
Para amedrentar a la misma gente que ya cuenta la quinta semana de manifestaciones en todo el país tras la muerte bajo custodia policial de Mahsa Amini, de 22 años.
Al nombre de Mahsa, han seguido muchos otros de mujeres valientes que se han lanzado a las calles para denunciar el horror que supone para ellas vivir en un país que persigue y controla su mera existencia. Hadis Najafi murió a causa de las 22 balas que la policía disparó contra ella. Nika Shahkarami, Minoo Majidi y Niloofar Hamedi son también mujeres que han pagado con su vida luchar por un país libre de machismo, violencia y tiranía.
Lxs adolescentes han sido gravemente reprimidxs durante las protestas. Según los datos recopilados por Amnistía Internacional, representan el 16% del total de manifestantes y personas ajenas a las protestas que han muerto en ellas. La organización tiene constancia hasta ahora de los nombres y datos de 144 personas (entre hombres, mujeres y menores) que las fuerzas de seguridad de Irán han matado entre el 19 de septiembre y el 3 de octubre. Estas víctimas son únicamente aquellas cuyos nombres ha podido identificar hasta ahora. Continúa sus investigaciones sobre denuncias de homicidios y se cree que el número de víctimas mortales es mayor.
La represión no cesa por parte del gobierno islamista iraní y la UE ya ha anunciado sanciones contra once dirigentes y cuatro entidades responsables por violar los derechos humanos de los manifestantes. No obstante, no son suficientes.