Desde tiempos ancestrales, muchas mujeres hemos mantenido una relación especial con la naturaleza: contribuyendo al bienestar y al desarrollo sostenible de sus comunidades, aportando al mantenimiento de los ecosistemas, la ecodiversidad y los recursos naturales del planeta.
Columna vertebral de la economía rural, especialmente en los países en desarrollo, las mujeres representan casi la mitad de los agricultores del mundo y su participación se ha incrementado en las últimas décadas. Mujeres en su mayoría no blancas, rurales, indígenas, que enfrentan una significativa discriminación al no tener la misma capacidad de acceso a la propiedad de la tierra y del ganado, obtienen menos salario, carecen de oportunidades para acceder a la toma de decisiones sobre los recursos, con pobre acceso a servicios financieros.
Son estas mujeres las que se encuentran luchando más activamente por la preservación de los ecosistemas y por ello mismo sufren una grave represión, en muchas ocasiones con consecuencias fatales. Recordemos casos como el de Berta Cáceres (Honduras), Diana Isabel Hernández (Guatemala), Natalia Jimenez (Colombia), Dilma Ferreira (Brasil)… Son solo algunos ejemplos.
De dichos espacios deriva un análisis del feminismo y la ecología que sostiene que la sociedad occidental se basa en la división sexual del trabajo, donde a las mujeres se les ha asignado el rol social de cuidadoras que se traduce también en el cuidado de la naturaleza. El sistema espera que esa labor sea gratuita, subsidiando así la economía monetizada, capitalista. Sin embargo, ese trabajo no está provisto de financiación, reconocimiento o participación en la toma de decisiones que permitan cuidar de forma efectiva al medio ambiente. Relegar el cuidado de la naturaleza a las mujeres es erróneo pues ha de ser una responsabilidad colectiva y global donde las grandes medidas partan de los gobiernos.
Apostamos por una sociedad igualitaria a todos los niveles, libre de patriarcado y capitalismo. Donde se respeten los Derechos Humanos, la igualdad entre géneros y el medioambiente. Sin un planeta que habitar esto no será posible. 📸@bypaulaelke