Los que le aplaudieron, los que mintieron por él, los que minimizaron su agresión, los que sacan vídeos de contexto para justificar un beso no consentido… Todos sois machismo, todos sois cómplices y os señalaremos hasta que este mundo nos otorgue a las mujeres algo más de paz.

El caso de la agresión de Rubiales a Jenni Hermoso es un claro ejemplo de que la justicia patriarcal y el pacto de silencio entre hombres e instituciones otorgan impunidad a los agresores.

Sin embargo el feminismo ha sabido hacer bloque y reclamar reparación, denunciando que esta agresión no es un caso aislado y que el consentimiento debe estar en el centro.

Se acabó. Este es el estallido de una revuelta donde las mujeres ya no tienen vergüenza a denunciar a esos hombres que han abusado de su poder para objetualizarnos y tocar nuestros cuerpos sin permiso. Esos que han hecho comentarios sex*ales para hacernos sentir incómodas, asustarnos… Tampoco nos sentimos solas, esta respuesta feminista demuestra que el «hermana, yo sí te creo» sigue vivo.

Sororidad como arma