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Aumentan los casos de sumisión química

  • Publicación de la entrada:16 agosto, 2022

En las últimas semanas hemos visto un incremento en la presencia en medios de noticias relacionadas con nuevos casos de pinchazos en discotecas y lugares de ocio nocturno. Ya se superan las 60 denuncias en toda España, entre las que se incluyen los sonados casos de la menor de trece años que recibió un pinchazo de éxtasis líquido en Xixón, o la mujer de 23 años que recibió un pinchazo en Barcelona.

Este aumento de casos es preocupante por varios motivos. Evidentemente, presenciar una escalada de violencia y agresiones hacia las mujeres es alarmante y enfurecedor. El repunte de violencia sexual que vivimos no solo se refleja en el aumento de pinchazos, también en el incremento de las violaciones grupales y de todo tipo de agresiones hacia las mujeres. Pero tan preocupante como esto, es el efecto de terror que se genera y extiende entre nosotras, recibiendo constantemente presión para ser cuidadosas y evitar los peligros que nos rodean simplemente por el  hecho de existir en el espacio público, en las calles, en la noche.

Extender un clima de terror sexual promovido por los medios sensacionalistas, y por el mensaje erróneo de que somos las mujeres las que tenemos que responsabilizarnos de mantenernos a salvo frente a las agresiones nos condena a vivir en el miedo, en la exclusión, en la preocupación constante. Limita nuestras decisiones, nos categoriza como ciudadanas de segunda, mientras no se presta ningún tipo de atención a los agresores, a los hombres que ejercen esta violencia frente a nosotras, a aquellos que, bien con intención de agredir bajo sumisión química o simplemente amedrentarnos, se apoderan de los espacios públicos y nos agreden desde su lugar de privilegio.

Es imperativo crear protocolos de actuación que acojan y asistan a las víctimas una vez las agresiones han sido producidas, pero es igual de importante llevar a cabo la implantación de medidas que impidan que estas agresiones tengan lugar desde el principio. 

Estamos hartas de tener que estar presentes en el espacio público con miedo y precaución. ¡Las calles y la noche también son nuestras!

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