L’ Avortamen És Sagrat 🇦🇩
A las puertas del año 2023, Andorra mantiene una estructura feudal que se remonta al siglo XIII y que le convierte en el único país del mundo que cuenta con dos jefes de Estado, los llamados copríncipes. Uno de ellos es el Presidente de la República Francesa y el otro el Arzobispo de Urgell, lo que le otorga al Vaticano un enorme poder sobre el territorio. Tanto que, de no contar con este apoyo, Andorra perdería una importante protección e influencia internacional, poniendo incluso en riesgo su supervivencia como Estado independiente.
No es de extrañar que su Constitución de 1993, que blinda este diseño institucional, tenga un marcado acento católico y que, entre otras cosas, proteja el derecho a la vida “en todas sus fases”, pretexto por el que la interrupción voluntaria del embarazo está prohibida en Andorra en todos los supuestos y se castiga con hasta seis meses de cárcel para las que se atrevan a abortar. También si fueron violadas. También si el feto tiene alguna malformación. También, y a pesar de lo que dice su constitución, si su vida corre peligro. Para los médicos que lleven a cabo estas intervenciones, las penas de prisión ascienden a tres años y pueden ser inhabilitados durante otros cinco.
Así que, como lo hicieron las españolas en los 70 viajando a Londres, cientos de andorranas tienen que coger anualmente un autobús rumbo a Barcelona para abortar: según datos de la Conselleria de Salut de la Generalitat, en 2018 fueron al menos 124 las que lo hicieron en centros públicos catalanes, aunque podrían ser muchas más, ya que faltan las que recurrieron a las clínicas privadas. Huyen, como fugitivas, porque el que debería ser un derecho fundamental de todas las mujeres, en Andorra, es un delito.
Desde #FEMEN Spain queremos aprovechar la semana de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro para solidarizarnos con nuestras vecinas y compañeras de lucha y para sumarnos a las voces valientes que allí empiezan a salir a las calles para reclamar y exigir que, las andorranas, como todas las demás, sean libres de decidir sobre sus cuerpos.
Y al Vaticano le recordamos: ¡ABORTO ES SAGRADO!
