Las definiciones médicas y académicas coinciden en afirmar que un asesino en serie es aquella persona que en un lapso de treinta días ha asesinado a tres o más personas, con un período de enfriamiento entre cada asesinato. Por otra parte, desde la Criminología se entiende a un depredador sexual como aquel agresor que reincidirá en el abuso y agresión sexual hasta no ser capturado por las autoridades.
Las definiciones médicas y académicas coinciden en afirmar que un asesino en serie es aquella persona que en un lapso de treinta días ha asesinado a tres o más personas, con un período de enfriamiento entre cada asesinato. Por otra parte, desde la Criminología se entiende a un depredador sexual como aquel agresor que reincidirá en el abuso y agresión sexual hasta no ser capturado por las autoridades.
El pasado jueves 13 de agosto se hizo pública la decisión del Juez titular del Juzgado de Instrucción núm. 20 de Valencia; el asesino de Marta Calvo será investigado por la muerte de tres mujeres y las denuncias de diferentes víctimas. Esta decisión ha llegado más de medio año después de la desaparición de Marta (7 de noviembre de 2019) y el asesinato de dos mujeres más, ambas trabajadoras sexuales, así como después de las denuncias de más de ocho mujeres que también ejercían la prostitución y Jorge Ignacio P.J las había obligado y forzado a mantener prácticas abusivas, vejatorias y extremadamente peligrosas como la introducción de cocaína en sus vaginas, (al parecer una de sus prácticas recurrentes.)
La Justicia española, una vez más, ha llegado tarde. No ha querido considerar a Jorge Ignacio P.J un femicida en serie, a pesar de cumplir con todos y cada uno de los parámetros que marca la ciencia. Ello provoca que la Instrucción de los casos se enquiste y se disperse; cuatro juzgados han intentado instruir el caso sin coordinarse entre sí, a pesar de que los hechos tuvieron lugar en la misma comunidad valenciana.
Una vez más las mujeres estamos en peligro dentro de una sociedad patriarcal. Que ni acepta ni enfrenta la existencia de femicidas y depredadores sexuales en serie.
Son tres muertas y ocho supervivientes. Un total de once mujeres que denunciaron al mismo agresor, que ni siquiera fue investigado o interrogado después de la muerte de la primera de sus víctimas.
Exigimos una justicia que nos represente, que vele por nosotras y que nos proteja.
Rechazamos este sistema judicial que incapaz de reconocer el riesgo al que nos enfrentamos por el mero hecho de existir y ser consideradas objetos.
PEDIMOS JUSTICIA REAL IGUALITARIA.