El caso de Ibtissame Lachgar no es aislado: es el reflejo de un Estado que persigue a quienes disienten, a quienes desobedecen la moral religiosa y a quienes reclaman libertad.
Desde Marruecos al mundo: DIOS ES LESBIANA.
En Marruecos, nuestro país vecino, sigue siendo delito cuestionar la religión, transgredir el orden religioso establecido, y mucho más si se hace en pos de los derechos de las mujeres y las personas LGTBIQA+.
El artículo 489 del Código Penal criminaliza las relaciones entre personas del mismo sexo con penas de prisión de hasta tres años y multas económicas. A esto se suman los artículos que castigan duramente la llamada blasfemia, es decir, cualquier expresión crítica hacia la religión dominante, con sanciones que pueden llegar a varios años de cárcel.
Estas leyes no solo silencian a las personas LGTBIQ, también refuerzan un sistema profundamente patriarcal, falócrata y misógino que establece una alianza criminal y antidemocrática Iglesia / Estado.
En este contexto, la represión se vuelve personal y brutal.
La activista feminista y atea Ibtissam Lachgar, cofundadora del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (MALI), está en prisión por llevar una camiseta con el lema “Alá es lesbiana” y denunciar la misoginia del islam. Se enfrenta a un proceso judicial por “insulto a la religión islámica”, con riesgo de hasta cinco años de cárcel y una multa desorbitada, a causa del agravante de haber compartido este hecho en redes sociales. El tribunal aplazaba ayer la vista ante el rechazo de la Fiscalía a la petición de la defensa de libertad provisional urgente para la detenida, enferma de cáncer
Su caso no es aislado: es el reflejo de un Estado que persigue a quienes disienten, a quienes aman distinto y a quienes reclaman libertad.
Desde FEMEN Spain denunciamos:
- La criminalización de la homosexualidad y las personas LGTBIQ+ en Marruecos.
- La existencia de leyes de blasfemia que cercenan la libertad de expresión.
- La violencia sistemática contra mujeres y personas LGTBIQ+ que desafían la norma patriarcal y religiosa.
Exigimos la inmediata liberación de Ibtissam Lachgar y de todas las activistas que puedan encontrarse en situaciones iguales o similares.
Nuestra lucha es colectiva: la libertad no se negocia, se exige.

