El sistema capitalista ya ha demostrado ser incompatible con la conservación del planeta. Un sistema basado en la explotación sin límites, en el beneficio máximo de unos pocos, cortoplacista y agresivo.
Las consecuencias del capitalismo en el medioambiente se pueden ver con solo mirar a nuestro alrededor: en la calidad del aire que respiramos, el agua que bebemos, los alimentos que consumimos…
La importación de recursos que supone vivir bajo un sistema como el capitalismo genera una sobreexplotación hacia países más empobrecidos. Debido a ello estos territorios no son capaces de regenerar su economía de una forma justa.
Además la huella ecológica de estas importaciones provoca contaminación, destrucción natural, robo de tierras, sequía, hambruna, enfermedades, el asesinato de activistas ecologistas… Empresas europeas como Repsol, YPF y también nacionales como Iberdrola son responsables directas de lo que se denomina deuda ecológica.
La deuda ecológica es la responsabilidad que tienen los países industrializados del Norte, sus instituciones y sus compañías por la apropiación y control de recursos naturales en otros territorios. Así como por la destrucción causada por sus patrones de consumo y producción, afectando a la sostenibilidad local y el futuro de la humanidad. Basados en esta definición, los pueblos en el Sur son acreedores de esta deuda y los deudores los países más ricos.
Es absurdo que se individualice el debate y se exija una conducta ejemplar a la ciudadanía cuando las petroleras, los gigantes tecnológicos y la industria de la moda en masa sigue contaminando por encima de todxs. Es necesario un cambio en nuestra manera de consumir pero también, y de forma urgente, que las instituciones nacionales y europeas sancionen y controlen el impacto ecológico de los titanes de la contaminación.
El capitalismo de la mano del patriarcado atraviesa la clase, el género, la raza, la procedencia y por tanto impacta de manera directa sobre la forma de vivir, enriquecerse, consumir y relacionarse. Sin justicia medioambiental no podremos alcanzar la igualdad real. ¡No hay cambio posible si el planeta se extingue!