María Salmerón sufrió violencia machista durante varios años por parte del que luego sería su exmarido. Durante 20 años, tras conseguir el divorcio, María intentó proteger a su hija de un maltratador con el fin de no convertirla en otra víctima de violencia. A su vez, la menor había expresado que no quería estar con su progenitor. En 2015 pudo hacer oficial este deseo de no estar en contacto con el maltratador por medio de los tribunales.
Pero la justicia patriarcal no se puso de su parte y la madre fue acumulando condenas. Recibió tres indultos, el último revocado por el Tribunal Supremo. El cuarto no ha podido ser. Según señalan fuentes del Ministerio de Justicia, las bases jurídicas que justifican la denegación son especialmente reincidencia y negativa del tribunal sentenciador. La citada Ley de Indulto exceptúa la posibilidad de conceder la medida de gracia a «los reincidentes en el mismo o en otro» delito por el que hubieran sido condenados con sentencia firme. Se exceptúa, si existieran «razones suficientes de justicia, equidad o conveniencia pública para otorgarle la gracia».
Y nosotras nos preguntamos, ¿es que no existen razones suficientes en casos como el de María Salmerón? La Ministra de Igualdad y la Del. De Gobierno contra la Violencia de Género ya han expresado su descontento con la negativa del indulto pero no es suficiente. Necesitamos hacer presión desde el movimiento feminista pero también desde las instituciones. Un twit no cambia nada.
Hoy se organiza una concentración frente al Congreso de los Diputados a las 14h en Madrid para exigir el indulto a una mujer que, como muchas otras, ha logrado sobrevivir a la violencia machista y ahora el sistema la castiga por atreverse a seguir viva y proteger la vida de su hija.
No nos cansamos de repetirlo, es necesario un cambio drástico en el sistema judicial en lo que refiere a las violencias machistas. Necesitamos que se aplique la ley con perspectiva de género no desde el prisma patriarcal. Hay vidas en juego.
Un maltratador jamás puede ser buen padre y así lo demuestran lxs 47 menores víctimas de violencia vicaria desde 2013 donde la mayoría han sido asesinados durante el régimen de visitas.
