Esta semana hemos sabido que, el pasado 26 de octubre, una mujer de 68 años fue asesinada por su pareja en Alicante, es decir, que el número de víctimas mortales de violencia machista en 2021 sigue creciendo, meses después.
Esto pone de manifiesto la importancia de investigar cada asesinato, incluso cuando no existen denuncias previas, como ocurría en este caso. Sobre todo, esto demuestra que, en los datos que trascienden a la prensa y hasta en los que barajan las organizaciones feministas que se esfuerzan por no dejar a nadie atrás, las asesinadas son todas las que están, pero no están todas las que son.
Al día siguiente de conocerse esta noticia, la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género confirmaba un nuevo asesinato, esta vez, el de una mujer de 50 años a la que mató su cónyuge en Granada el 25 de enero. Ella es la segunda en la lista de víctimas de violencia machista en España en 2022, pero la suma de todas a las que se les ha puesto nombre desde que se empezaron a recopilar estos datos de forma oficial asciende ya a 1.128.
Y aunque en FEMEN entendemos lo impactante de las cifras, desde nuestro espacio de lucha queremos reconocer también a las invisibles: todas las asesinadas antes de 2003, todas las asesinadas por su maridos o novios a los que no se ha podido incriminar, todas las asesinadas a manos de hombres con los que no tenían ni habían tenido una relación de pareja.
Pese a todo, los datos oficiales de 2021 han sido los menos malos desde que se recopilan, coincidiendo el año con menor número de mujeres asesinadas con el del de mayor crecimiento de recursos para las víctimas y supervivientes. Dicho de otro modo: cuanto más dinero y tiempo ponen las instituciones en acabar con el machismo, más fácil es para las mujeres salir de situaciones de violencia que podrían acabar con el peor de los finales.
Nosotras, las activistas de FEMEN, seguiremos encarando este problema que es estructural y que tiene raíces en un sistema patriarcal que nos mata. Y lo haremos alzando la voz por ellas, exigiendo que se siga invirtiendo y educando en feminismo hasta que el contador de asesinadas se congele para siempre, hasta que no haya #NiUnaMenos.
Foto: Aldara Zarraoa